Complejo Residencial Casamar: Escapada frente al mar en Perú
- topconstructionnew
- 11 jun
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Ubicado en el Mar del Norte del Perú en Zorritos, Perú, el Complejo Residencial Casamar es un proyecto inmobiliario frente al mar diseñado por Cuatro Cero Cuatro Arquitectura en 2022. Este refugio playero fue el sueño de cinco amigos que buscaban un lugar para relajarse y escapar del ajetreo de la vida cotidiana. Por ello, dividieron un terreno en cinco unidades homogéneas, todas de 8 x 100 metros.

El complejo, conocido como Casa M1, está diseñado con total privacidad entre cada unidad y utiliza la termodinámica para combatir el clima ecuatorial. La luz natural se filtra a través de las luces cenitales, mientras que los balcones absorben el aire fresco del amplio espacio suroeste, convirtiéndolo en un lugar acogedor y agradable para alojarse.
Acerca del Complejo Residencial Casamar
El complejo residencial Casamar se encuentra junto al Mar del Norte del Perú en el Océano Pacífico, en una playa de Zorritos, Perú.
Este proyecto surgió de la experiencia de cinco amigos que adquirieron una parcela de playa para convertirla en su espacio vacacional personal cuando lo necesitaran; y, cuando no, para alquilarla. Los propietarios dividieron el terreno en cinco parcelas homogéneas, cada una de 8 x 100 m, lo que dio lugar a un modelo de casa alargada que albergaba la misma pieza de vivienda, que se repite cinco veces.

Así, se materializa la Casa M1. El resultado es un complejo que funciona como una vivienda individual para cada uso y adquiere plenitud a través de la configuración de sus elementos.
Siguiendo la superficie alargada de cada sublote, la unidad requería una forma alargada para contener todo el entorno individual. Además, los propietarios requerían privacidad entre las viviendas arrendadas a diferentes familias, por lo que era fundamental que existiera total privacidad entre los lados adyacentes de las casas.
Para lograr este objetivo, tuvimos que optar por fachadas laterales y traseras (norte, sur y este) extremadamente opacas; y crear estrategias para generar una entrada controlada y eficiente de luz y aire mediante aberturas estrechas, luz cenital y piezas que posteriormente formarían balcones. Por el contrario, hacia el oeste, la fachada podía ser muy translúcida para obtener la mejor vista de la playa. Cada dormitorio surge bajo la difícil idea de abrirse para ventilar sin permitir un registro visual; además de ser la parte más íntima del programa, debía ubicarse en una de las fachadas privadas.

En respuesta, se crea un dormitorio modular que, a través de los vacíos en la fachada sur, funciona con un patio o balcón privado que le permite abrirse al oeste, recibir el viento predominante del suroeste y tener vista al mar. Esto provocaría que la recurrencia de esta pieza modular se convirtiera en el núcleo de la composición y configuración del proyecto.
El clima ecuatorial, con altas temperaturas y lluvias torrenciales, seguía siendo un desafío. Para ello, la termodinámica juega un papel vital y se presenta como una respuesta formal al contexto a través de los techos.
La luz natural ilumina los dormitorios con luces cenitales gracias a las alturas e inclinaciones de la cubierta. Además, funciona en armonía con los balcones para extraer aire fresco del amplio vacío suroeste y drenar el aire caliente a través del triforio noreste con ventilación cruzada. El resultado de esta obra se traduce en que, al visitar la Casa M1 y el complejo Casamar, el usuario se encuentra con variadas y ricas situaciones de luz y aire que enriquecen el recorrido espacial de la obra. Además, hacen que la actividad humana sea cómoda, acogedora y placentera en todo momento.
Fotografía de Renzo Rebagliati
Cuatro Cero Cuatro Arquitectura
Por Matt Watts
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